"Exactamente, ¿Qué es un APOSTOL?"
Capítulo 4
Por Primera Vez: Se Remueve la Ceguera
Cuando un nuevo edificio es construído, la primera cosa que se establece es el cimiento. Antes de que esos cimientos se tiendan, no existe edificio. Así es con la Iglesia de Dios y con el Templo espiritual al que Cristo ha de regresar.
No Donde Cristo ya Hubiese Sido Nombrado
Pablo escribe en Romanos: "Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno" (Romanos 15:18-20).
Pablo, como el apóstol enviado a los Gentiles, muy deliberadamente evitó predicar donde alguno de los otros apóstoles ya hubiera estado. Así, entonces, Pablo continúa: "sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán" (Romanos 15:21). Siendo apóstol, enviado a tender los fundamentos específicamente a los Gentiles, se requería que Pablo tendiera tales fundamentos solamente en territorio virgen.
Debemos Mantenernos Alerta!
Si hemos de localizar correctamente dónde está Dios trabajando hoy, debemos también entender este punto vital. Malaquías predice que habría un individuo - un verdadero apóstol - enviado por Dios al tiempo del fin. A través de este individuo, Dios establecería los fundamentos para el Templo espiritual del tiempo del fin, al cual, Cristo está destinado a regresar (Malaquías 3:1). El capítulo 15 de Romanos nos ayuda a entender que, como apóstol verdadero, este individuo sería el único usado por Dios para sentar las bases de esta parte de su Templo. Dios restauraría, a través de él, los principios fundamentales verdaderos, requeridos por el pueblo destinado a conformar la porción del tiempo del fin de Su Templo - iluminando sus mentes por primera vez.
Aquellos que vienen después de un apóstol verdadero, están en el deber obligado de alinear sus enseñanzas con los fundamentos que Cristo reveló a través de él. Los apóstoles verdaderos son enviados por Dios para establecer bases; ellos no re-establecen bases, cambiando doctrinas donde otros verdaderos apóstoles ya han sido enviados por Cristo. Debemos estar apercibidos de que Pablo describe a cualquiera que proceda de manera diferente como "falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo" (II Corintios 11:13).
El contexto de la escritura mordaz de arriba, nos comunica algo muy importante. Observe cómo, sólo unos pocos versículos antes de este pasaje, Pablo explica cuán importante era que la Iglesia de Corinto derribara "argumentos y toda altivez que se levante contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (II Corintios 10:5). Pablo estaba recordándoles que era Cristo - no él - quien había puesto originalmente los fundamentos de fe en sus vidas. Esa es la razón por la que ellos habían de guardar celosamente esta fe dentro de sus mentes.
Entonces, él continúa explicando que él les enseñó "conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida" (II Corintios 10:13) y cómo esa "medida", o límites de su apostólica autoridad dada por Cristo, incluyó la Iglesia de Corinto. Luego, él habló de ir al norte de Corinto, a unas áreas nuevas - pero nunca a aquellas de algún otro - cuando él les dijo que quería predicar "el evangelio en los lugares más allá de vosotros, sin entrar en la obra de otro para gloriarnos en lo que ya estaba preparado" (II Corintios 10:16).
Falsos Apóstoles Operan en Iglesias Existentes
Usando sarcástica retórica, Pablo se refiere a aquellos falsos apóstoles como "grandes apóstoles," y llama la atención a la Iglesia sobre que "si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado [otro Jesús, que no os hemos predicado, Biblia KJV], o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles" (II Corintios 11:4-5). Estos "grandes apóstoles" estaban enseñando cosas incongruentes con la revelación dada por Dios a través del apóstol Pablo, quien fue enviado específicamente a iluminar la Iglesia de Corinto.
Dios debe escoger un apóstol. Dios debe enviarlo. Dios debe revelar a él su Verdad. Por esta razón es que Pablo describe a tales personas como "falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia" (II Corintios 11:13-15).
El pueblo de Dios necesita estar agudamente apercibido de esto! Repetidamente, hemos sido advertidos por Cristo, en que estemos en guardia al tiempo del fin, en que, "retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona" (Apocalipsis 3:11) y que "se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aún a los escogidos" (Mateo 24:24). Ciertamente, falsos apóstoles caen en esta categoría (cf. Apocalipsis 2:2). El problema del engaño espiritual no declina, sino que parece destinado a volverse progresivamente peor y, aún, más difícil de discernir (II Timoteo 3:13). Si no estamos cerca de Dios y firmemente arraigados en los fundamentos que originalmente Dios estableció en nuestras vidas, no seremos capaces de sobrevivir a lo que está profetizado. Es imposible hacer esto con nuestro propio esfuerzo.
Pablo es Impedido de Pasar a Áreas Gálicas Israelitas
Podemos ver cómo, de hecho, aunque claramente Pablo era el apóstol enviado a los Gentiles, Dios, deliberadamente, lo mantuvo fuera de ciertas otras áreas. En Hechos 16, vemos cómo, "cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se los permitió" (Hechos 16:7). Bitinia era un área en la costa sur del Mar Negro, al norte de Asia. Esa área y el área norteña de Galacia eran regiones montañosas donde, principalmente, la gente era de extracción Gálica. Pablo, claramente, no fue un apóstol enviado a esta gente. Hay un número de registros [históricos] que implican que ésta, era primariamente habitada por Israelitas. (ver artículo "A donde fueron los doce apóstoles?" escrito por H. L. Hoeh)
Aún, I Pedro 1:1 indica ser este el caso. Aquí Pedro estaba escribiendo a la Diáspora - judíos que huyeron de Jerusalén - y dirige la carta, específicamente, a esta área en la costa sureña del Mar Negro. Galacia Norteña, Ponto, Bitinia, Norte de Capadocia y Norte de Asia, fueron todas, primariamente, áreas Gálicas, y, así, muy diferentes de la totalidad de las regiones sureñas Gentiles, donde Pablo operaba; las cuales, se extendían hasta el Mar Mediterráneo.
En lugar de viajar por estas regiones norteñas, Pablo fue instruido para ir a Macedonia, y, desde allí, trasladarse al sur, a las ciudades Gentiles de Atenas y Corinto. (Hechos 16:9). Esta era la gente a la que él fue fundamentalmente enviado (Griego: apostello), a fin de iluminarlos por primera vez - no para trabajar en un área asignada a otro. Aunque es posible que él escribiera una carta a aquellas personas no Gentiles - en total acuerdo con el apóstol Pedro, quien parecía estar trabajando con ellos (II Pedro 3:15), y era, además, el autor del libro de Hebreos (pues él tenía específico conocimiento de las prácticas del Templo) Pablo no fue considerado como el apóstol fundamental en esas áreas, pues él no fue el que Dios envió a iluminarlos inicialmente.
Dios Restringió Aún el Área de Cristo
Aún en el caso de Jesucristo, podemos ver este mismo principio en función. Aunque Cristo fue enviado al mundo (Juan 17:18), durante su estadía en la tierra, él tuvo un área particular en la cual operar, específicamente, como El Apóstol enviado por el Padre. Por esta razón, Su atención fue enfocada, sobre todo, a esa área.
Cuando una mujer de Canaán le pidió que sanara a su hija, de posesión demoníaca, inicialmente la ignoró completamente; y la razón que dio a sus discípulos fue: "No soy enviado [griego: apostello] sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mateo 15:24). Aunque finalmente su compasión causó que accediera a la petición que ella le hizo - la cual, Él estaba perfectamente autorizado para hacer (Juan 17:18) - su reticencia inicial, cuando dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos" (Mateo 15:26), puede solamente ser propiamente comprendido, cuando entendemos este principio: Que, cuando Dios envía un Apóstol, lo envía a alguna parte específica y para un propósito específico. Esto es algo que aquellos alrededor de él, también necesitan reconocer.
Removiendo la Ceguera Espiritual
Como hemos visto en el Capítulo 1, a un apóstol es dado el mismo propósito como a Cristo, quien trabaja a través de él; es decir, es enviado a "sanar a los quebrantados… y [recuperar] vista a los ciegos" (Lucas 4:18-19). La ceguera que retiene el mundo entero es removida cuando el Padre induce a alguien hacia el apóstol que El ha enviado, quien tiene la Verdad revelada, que [ese alguien] necesita para ser iluminado.
Esto puede ser visto en lo escrito por Pablo a la Iglesia de Corinto. El mismo hecho de que la gente allí entendiera las cosas que entendía, comprobó su apostolado.: "Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor" (I Corintios 9:2). Él explica que el entendimiento y el cambio dentro de sus vidas fue, en efecto, una carta o recomendación de su posición y autoridad, probando que él era el que administraba esa iluminación inicial de sus mentes: "…¿Tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón" (II Corintios 3:1-3).
Pablo continúa entonces explicando el proceso mismo. Él lo asemeja a un velo que es levantado por Cristo, permitiendo a alguien entender las Escrituras del Antiguo Testamento por primera vez - cuando sus corazones se vuelven a donde Cristo está obrando "porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aún hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará" (II Corintios 3:14-16). Como lo demuestran los versículos precedentes, Pablo mismo fue el que administró esta iluminación - como su apóstol - el apóstol enviado a la Iglesia de Corinto.
El Estanque de Siloé
Gráficamente, Cristo ilustra este proceso de iluminación por medio de uno de sus milagros más espectaculares. Obrando de esta manera, también indicó claramente cómo la forma en que alguno había de ser iluminado inicialmente era a través de aquellos que Dios envía (Griego: apostello). El incidente se da, donde a un hombre que había nacido ciego de nacimiento le es concedido ver por primera vez, por medio de ser sanado totalmente. Tome nota de lo que Cristo hizo: "…escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte al estanque de Siloé (que traducido es, Enviado) [Griego: apostello]. Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo" (Juan 9:6-7).
El nombre Hebreo "adam" [en español: "adán"], para el primer hombre, proviene del Hebreo "adama", que significa piso o tierra: "Entonces el Eterno Dios formó al hombre [adam] del polvo de la tierra [adama]" (Genesis 2:7). Lo que Cristo hizo, simbólicamente, por medio de este milagro, fue ilustrar cómo los seres humanos - bajo influencia de Satanás - son enceguecidos por su humanidad desde el nacimiento. Para que veamos, el Espíritu de Dios debe lavar este "lodo humano" que está cubriendo nuestros ojos.
La cosa interesante es de dónde debe venir el agua. Solamente una fuente de agua es adecuada - las aguas de Siloé (que significa, enviado - o apóstol). Esta es la fuente que Dios ha decretado para remoción de la ceguera humana, para todos nosotros. Los Apóstoles son los vehículos enviados a nosotros, facultados por las aguas vivientes del Espíritu Santo. A través de su Santo Espíritu, Dios obra este milagro increíble de remover la ceguera humana y espiritual por primera vez en nuestras vidas. Para el hombre ciego de nacimiento, fue Cristo Mismo quien lo hizo; para todos nosotros, es el apóstol humano enviado por Cristo, con revelación espiritual específicamente para nosotros.
En resumen
Dios usa apóstoles que envía, para remover la ceguera espiritual. Por definición misma, el fundamento de este proceso puede ser hecho solamente una vez. Esta iluminación inicial es hecha por medio de un apóstol, enviado específicamente por Dios, a un grupo de gente particular; y esta gente, conserva su apóstol.
Si aparecieran otros "apóstoles", alterando los fundamentos establecidos por el apóstol original, tales individuos son descritos en las escrituras como "falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo" (II Corintios 11:13); y el pueblo de Dios debe estar alerta para rechazar a tales individuos. De la misma manera, quien levantó el velo de nuestros ojos, como pueblo de Dios, fue Cristo, a través del apóstol enviado. Debemos, por lo tanto, mantenernos firmemente centrados en ese fundamento claro puesto por Cristo, mirando a la fuente verdadera del pasado instrumento humano.