"Exactamente, ¿Qué es un APOSTOL?"

Capítulo 5

Unidad - Por Gracia

¿Ha dado Dios a su pueblo algo específico para contrarrestar la fragmentación y promocionar la unidad? ¿Pueden las iglesias de diferentes áreas y culturas ser pastoreadas por pastores diferentes, que hablan todos una misma cosa? ¿Pueden tales personas vincular sus brazos en armonía para hacer cualquier Obra que Dios espera en este tiempo, y preparar al pueblo de Dios para ser parte de este singular templo espiritual, al cual, Cristo está profetizado que va a regresar?

La respuesta de las Escrituras es, claramente - !sí! La Iglesia Verdadera es un cuerpo unificado (Efesios 4:4-6). Habrá sobre la tierra unos elegidos al final (Mateo 24:22), y los engendrados espirituales del Templo singular profetizado, estarán listos, preparados por y para Cristo, cuando Él regrese (Malaquías 3:1). Estas escrituras son muy claras.

La Unidad es Vital Dentro de la Familia de Dios

Cristo oró al Padre en su última noche como ser humano: "a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros" (Juan 17:11). No hay absolutamente separatismo entre Cristo y el Padre. Ellos exhiben perfecta unidad, a través del amor y cooperación que de ellos fluye. Cristo nunca usurpa algún papel que el Padre se reserva para sí mismo. Jesucristo se somete perfecta y obedientemente a todo lo que es puesto sobre Él, dentro de la familia de Dios. Es decir: Qué perfecta unidad y armonía existe en su plano de existencia.

Dios y Cristo desean esto para todos nosotros. Cristo oró por esa comprensión idéntica dentro de su Iglesia - dentro de sus futuros hermanos y hermanas: "Para que todos sean uno; como tú, Oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste [griego: apostello]. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste [griego: apostello], y que los has amado a ellos como también a mí me has amado" (Juan 17:21-23).

Pero, el interrogante es, ¿cómo?

La Gracia Dada a un Apóstol

Lo que establece a los elegidos aparte es el hecho de que ellos están luchando por estar totalmente sujetos a la Palabra de Dios (Juan 17:17, Mateo 4:4). No obstante, esta Palabra no nos es revelada individualmente, por medio de cada interpretación privada de las escrituras que, de cualquier manera, a él o a ella le agraden. Pedro dice: "que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (II Pedro 1:20-21). El mismo Espíritu Santo debe, por lo tanto, revelar lo que Dios está diciendo dentro de las escrituras (versículo 19).

La interpretación privada, por todos dentro de la Iglesia, produciría confusión, y Dios no es autor de tal estado (I Corintios 14:33). Las escrituras nos dicen que, por el contrario, Dios ha escogido una forma específica por la que Él revela su Verdad: Él lo hace así por gracia - o favor inmerecido - dada principalmente a los apóstoles (y ocasionalmente a un profeta, obrando bajo un apóstol) que han sido enviados a su pueblo con esa revelación (Efesios 3:5). De esta manera, la unidad dentro de la Iglesia Verdadera de Dios es preservada.

Otra Gracia Dada

Efesios 4, explica cómo esta preciosa unidad ha de ser alcanzada.

Después de enfatizar cómo en la Verdadera Iglesia de Dios siempre debe haber solamente "un cuerpo… un espíritu… una misma esperanza… un Señor, una fe, un bautismo, un Dios" (Efesios 4:4-6), Pablo avanza para explicar que "a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual [Él] …dio dones a los hombres… y …Constituyó [dio] a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:7-13).

Cada posición dentro del ministerio, o dentro de la administración del Gobierno de Dios, es dado por Dios como gracia (un favor inmerecido), y cada don de gracia es diferente. Solamente apóstoles y profetas están asociados con la tarea de poner fundamentos. Hemos visto en el capítulo 3 que los profetas de los que se está comentando aquí son los profetas del Antiguo Testamento. Ellos y los apóstoles enviados por Dios reciben Verdad fundacional por revelación - Verdad fundacional que la Iglesia de Dios hoy requiere; y, si correctamente se alinea a ella, producirá unidad.

Al resto del ministerio no le es dado esta gracia. De otro lado, también a ellos se les dio gracia - don recibido de Dios - pero a ellos no se les dio don, o gracia, de apóstol. Su gracia consiste en dones requeridos para construir sobre los fundamentos que Dios ha tendido a través del apóstol enviado.

Por lo tanto, si un ministro de base (o, aún, un miembro raso) tomara para sí dones espirituales, ¡estaría, efectivamente, intentando robarlos! como en II Corintios 11:13 ellos se hacen falsos apóstoles, obreros fraudulentos! Ellos toman para sí algo que Dios no les ha dado, y realizan exacto lo opuesto al propósito de Dios dentro de la Iglesia. Tal persona causa des-unidad. Así, ellos obran contra Dios y, aunque ellos pueden no darse cuenta, Pablo los describe, en el versículo 15, como los ministros mismos (o siervos) de Satanás!

Permaneciendo Unificados - Mientras se Crece en Gracia

En II Pedro 3:18 se nos dijo que creciéramos en gracia. Por consiguiente, ¿cómo deberíamos hacer esto, a la luz de lo escrito arriba? ¿Da esta escritura alguna justificación para alterar los fundamentos? ¿Cómo podemos todos permanecer en unidad - mientras crecemos, como esta escritura ordena?

La respuesta es encontrada dentro de Romanos 12. Pablo hace esto aquí muy claro: Que tal "crecimiento" puede ser realizado solamente a través del Espíritu de Dios dentro de nosotros y está limitado, por lo tanto, a la gracia y fe dada a nosotros individualmente por Dios, como El lo prefiere: "Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros" (Romanos 12:3-5).

Pablo nos anima a incrementar, a crecer - pero él limita ese crecimiento dentro del don o gracia dada a nosotros por Dios. No hay absolutamente justificación para tomar por nosotros mismos otra gracia dada específicamente a un apóstol, e intentar justificar tal acción diciendo que debemos "crecer en gracia". Esta propuesta resultaría en caos dentro de la Iglesia, y está totalmente fuera de línea con Romanos 12: "De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría" (Romanos 12:6-8).

La humildad es vital dentro de cada uno de los hijos e hijas potenciales de Dios, a través de esta vida en la cual estamos siendo entrenados. Dios ha decretado que la unidad y armonía deben ser mantenidas dentro de su familia espiritual por la eternidad. Y Dios nos ha mostrado cómo es esto alcanzado ahora en pequeña manera por medio de dotar a cada uno de nosotros con la gracia individual que necesitamos, con el fin de que la Iglesia toda [como un cuerpo] pueda estar "bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro" (Efesios 4:16).

Respetar correctamente la única gracia concedida al apóstol que Dios nos envió, es una parte vital en este proceso, y ayudará a cultivar dentro de todos los que lo llevamos a cabo, la unidad Divina que está destinada a durar por la eternidad.

En Resumen

La unidad es una cualidad vital y eterna que Dios insiste en que está presente dentro de cada uno de sus potenciales hijos e hijas. Sin ella, no puede existir la Verdadera Iglesia de Dios; Dios y Cristo y aquellos dentro de la Familia de Dios, existen para ser uno (Juan 17:21). Si la unidad es carente entre diferentes organizaciones que claman todas ser la Verdadera Iglesia, indica una grave enfermedad. "La gente juzga y decide" - el mismo significado de la palabra "Laodicea" - provoca el surgir de tal antítesis de unidad. Esto produce innumerables y diferentes interpretaciones de las mismas escrituras. Pero la Escritura no es para interpretación privada (II Pedro 1:20).

Dios ha dado a su Iglesia los medios por los cuales la unidad que El poderosamente demanda puede ser alcanzada. Para estar en armonía bajo Dios, cada uno del pueblo de Dios debe tener la humildad de crecer, de acuerdo con la gracia dada, y no intentar tomar algo que no es suyo. La gracia de echar los fundamentos dentro de la Iglesia es dado específicamente a los apóstoles - no al ministerio o membrecía. Únicamente, alineando nuestras enseñanzas y creencias con tales fundamentos, puede ser producida la unidad que Dios quiere. Yendo en alguna otra dirección nos pondrá fuera de la revelación de Dios, y producirá caos y confusión - la completa antítesis de lo que Dios demanda firmemente que debe hallarse dentro de su Familia.