"Exactamente, ¿Qué es un APOSTOL?"

Capítulo 6

El Apóstol a Corinto

Existe un libro específico en la Biblia que contiene mucha información acerca del apostolado en sus capítulos iniciales y, más importante: El caos y des-unidad que resulta cuando el tema no es apropiadamente entendido y tratado respetuosamente. Ese libro es, Primera de Corintios, y esos capítulos de apertura han sido escritos y preservados por Dios, específicamente, para que podamos leerlos - para que podamos también aprender de la experiencia de la Iglesia primitiva - cuando se enfrentan problemas similares en el tiempo del fin.

Historia de la Iglesia de Corinto

La ciudad de Corinto era un lugar donde Dios había seleccionado gente, y estaba en el proceso de convertirlos a su Camino de Vida. El instrumento humano que Él usó para echar los fundamentos de este proceso fue el apóstol Pablo.

En Hechos 16 encontramos que Pablo necesitaba ir al Noreste, desde Éfeso en Asia, y Bitinia, pero el Espíritu Santo no le permitió hacer eso (Hechos 16:6-7). En lugar de eso, fue instruido, en una visión, de ir al Noroeste en Macedonia, al otro lado del Mar Egeo (Hechos 16:9). Él lo hizo, y desde Macedonia, finalmente viajó al sur de Grecia, llegando primero a Atenas, donde predicó a los filósofos, en el monte de Marte, y finalmente a Corinto (Hechos 17:15; 18:1).

En Corinto, Dios le mostró a Pablo que este era un lugar donde Él estaba a punto de convertir a varias personas. Aunque esta era una ciudad portuaria, y, por lo tanto, probablemente dominada bastante por el crimen, y peligrosa, Dios estimuló a Pablo a permanecer allí mientras tanto, pues Él tenía "mucho pueblo en esta ciudad" (Hechos 18:10). Por eso, Pablo permaneció en Corinto año y medio (Hechos 18:11), enseñando y predicando a aquellos que Dios estaba llamando dentro del área y, al hacerlo, levantó la Iglesia de Dios en Corinto (I Corintios 1:2).

Las Enseñanzas de Apolos

Recuerde que Cristo personalmente había enseñado a Pablo, usando algunas visiones espectaculares (II Corintios 12:2). Probablemente esto fue cuando él estuvo en el desierto de Arabia, donde permaneció por tres años, después de su conversión, previo a la llegada a Jerusalén y a su presentación a Pedro (Galatas 1:17-18). Cristo mismo habría enseñado a Pablo lo que éste esperaba enseñar en el futuro. Así que, por el tiempo en que Pablo llegó a Corinto, él sabía exactamente cuál era su comisión y qué era lo que iba a enseñar. La enseñanza dada al pueblo de Corinto, por lo tanto, no venía de Pablo, sino de Cristo mismo. Pablo era - uno enviado por Dios - con un mensaje específico de Dios para la Iglesia de Corinto (Hechos 18:9).

Dentro de la sección del libro de Hechos, que trata sobre la Iglesia de Corinto, hay un interesante pasaje, localizado al final del capítulo 18 y entre el capítulo 19, relacionado con un individuo llamado Apolos. Se nos dice aquí que, aunque este hombre tenía grandes dotes de oratoria, y autoridad en las escrituras, él conocía solamente "el bautismo de Juan" (Hechos 18:25), y necesitaba que le expusieran "más exactamente el camino de Dios" (Hechos 18:26). Se nos dice también que inmediatamente después de que había estado en Éfeso, Apolos fue a Corinto y ayudaba grandemente a la Iglesia allí con su oratoria pública acerca de que Jesús era el Cristo (o Mesías) (Hechos 18:28).

De alguna manera, hay una indicación de la existencia de un problema con aquellos que Apolos había enseñado, pues el pasaje es seguido inmediatamente por la llegada de Pablo que se cruza entre la gente que únicamente tenía el bautismo de Juan (Hechos 19:3). Aunque estas personas entendían el arrepentimiento y la necesidad de volverse de sus malos caminos, no tenían el Espíritu de Dios - necesario para vivir la nueva vida requerida por la conversión verdadera (Hechos 19:2). El arrepentimiento que ellos tenían, por lo tanto, era solamente humano - de la carne - y no facultado por el propio Espíritu de Dios. Si uno es verdaderamente convertido, el verdadero revestimiento de poder Espiritual es requerido. La inferencia clara es que estos eran conversos de Apolos. Dios ha ubicado este pasaje dentro de las escrituras por una razón. Es muy claro, desde los primeros capítulos de Primera de Corintios, que la mayor parte de los problemas surgidos dentro de la Iglesia de Corinto provinieron de una forma de tratar los asuntos humanos, similar a los asuntos espirituales.

Los Problemas en Corinto

Una de las manifestaciones primarias del problema dentro de la Iglesia de Corinto fue la división (I Corintios 1:11). En su raíz, esta división brotó de una falta de verdadera espiritualidad y discernimiento espiritual para reconocer dónde y cómo Dios estaba trabajando. Como veremos, esto involucró particularmente no comprensión de cómo Dios usa el oficio y gracia, específicamente dada a un apóstol.

Entre los primeros capítulos de Primera de Corintios, Pablo tiene que tomar tiempo para restablecer su autoridad sobre la Iglesia, por medio de demostrarles los medios por los cuales Cristo trabaja. Únicamente entonces, puede el tratar con el problema específico que ha irrumpido, donde había mala conducta sexual que urgentemente necesitaba acción, usando aquella autoridad (I Corintios 5:1). Esta necesidad de restablecer su autoridad nos da muchas posibilidades de ver con claridad el tema de cómo Cristo opera dentro de la Iglesia, y de cómo Él usa al Apóstol que Él envía a un grupo de individuos. Adicionalmente, Dios ha escogido tener esta sección de las escrituras, preservada para nosotros hoy - porque también necesitamos comprender lo que ésta tiene para decirnos a nosotros. Una razón por la que fue inspirada y preservada fue para instruirnos acerca del papel de un apóstol - si tenemos oídos para oír - y para advertirnos del caos cuando quiera que aquel papel no es idóneamente apreciado.

Pablo empieza el libro con el hecho de que él era, "llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios" (I Corintios 1:1) y les escribió a ellos en esa capacidad. Para apoyar esto, la palabra "Cristo" solo en los primeros diez versículos, es repetida diez veces! Claramente, era Cristo - no Pablo - quien estaba hablando a la Iglesia de Corinto.

Después de estos versículos iniciales llega directo al punto, urgiéndolos a que "habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los [que estaban en la casa] de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo" (I Corintios 1:10-12).

En la superficie, la frase "yo soy de Cristo" parece ser el respaldo, como medio correcto, para que Pablo prosiga diciendo: "¿Está Cristo dividido? ¿Fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?" (versículo 13); pero, como veremos, él no perdona esta manera de proceder. Lo que él está a punto de demostrar es cómo Cristo operó dentro de la Iglesia - y opera dentro de todas las Iglesias de Dios; está a punto de demostrar que fue Cristo (no Pablo) quien realmente echó los fundamentos dentro de la Iglesia de Corinto - aunque Cristo escogió hacerlo así a través de Pablo.

En el versículo 17, Pablo enfatiza que "Cristo no me envió [griego: apostello] a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras" (I Corintios 1:17). Apolos fue un gran orador, y la gente estaba probablemente mirando la sabiduría humana como señal de posición espiritual. Pablo, por lo tanto, tuvo que indicar cómo La Verdad que él originalmente les entregó no tenía nada qué ver con la mundana sabiduría, y que, de ninguna manera era percibida por la "sabiduría" de este mundo: "Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos… ¿dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido [o hecho necia] Dios la sabiduría del mundo?" (I Corintios 1:19-20).

La cultura Griega ponía su mirada en la filosofía y la oratoria (Hechos 17:21; I Corintios 1:22). Igualmente, en una ciudad portuaria como Corinto, ellos consideraban como superiores a aquellos con tales cualidades, indudablemente. Sin embargo, ser un "disputador de este mundo" no impresiona a Dios. Aunque claramente era un área en la cual Apolos era sobresaliente (Hechos 18:24, 28), Cristo no escogió iluminar a la Iglesia de Corinto de esta manera. Cuando ellos tuvieron inicialmente sus mentes abiertas a La Verdad, el conocimiento vino en una y sólo una forma revelada por Dios mismo - "porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres… a fin de que nadie se jacte en su presencia" (I Corintios 1:25, 29). La Iglesia de Corinto necesitaba desesperadamente esta básica Verdad fundacional, que, de nuevo, les fue enseñada.

Lo que Corinto Tuvo que Aprender

Cuando Pablo llegó a Corinto, lo que tuvo que decir fue "hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría , no de este siglo… mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria" (I Corintios 2:6-7). Él les entregó "el testimonio de Dios" (I Corintios 2:1); no sus propias palabras. Su mensaje no fue "con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios" (I Corintios 2:4-5).

Pablo sabía que solamente usando el poder del Espíritu de Dios (no vacío poder humano), el pueblo en Corinto tendría, de alguna manera, alguna oportunidad de desarrollarse espiritualmente como pueblo de Dios. No obstante, tal sabiduría es extraña a la mente natural (I Corintios 2:14). La mente natural entiende solamente las cosas del hombre (I Corintios 2:11). Implica contacto con Dios, hecho posible por vía del sacrificio de Cristo, hacer que el Espíritu de Dios comience plenamente a iluminar a cada una de las mentes recientemente sometidas y engendradas del Espíritu. Este hecho básico formó el enfoque, el cimiento, el tronco del árbol que Cristo les llevó - a través de Pablo - durante el año y medio que Pablo vivió en Corinto (I Corintios 2:2).

Cualquiera que, por consiguiente, enseñó dentro de la Iglesia de Corinto, estaba, por tanto, obligado por deber a seguir dentro de la herencia del Espíritu de sometimiento que Cristo había ya establecido dentro de la Iglesia. El no podría enseñar contrario a esa herencia porque - si lo hiciera, se haría él mismo un "falso apóstol"; hecho que está acorde con II Corintios 11:13. Así, Pablo revela que, cualquier otro sería, "otro Jesús… otro espíritu… otro evangelio" (II Corintios 11:4). Cristo ya había puesto los fundamentos: "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo" (I Corintios 3:11) - pero Él usó a Pablo para hacer eso, a través de la gracia dada específicamente a Pablo, en el papel de apóstol de ellos. El fue el apóstol enviado específicamente a la Iglesia en Corinto: "Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica" (I Corintios 3:10).

Si alguien construyera en una forma no alineada - en forma extraña a estos fundamentos puestos originalmente por Cristo a través del apóstol enviado - estaría intentando destruir y desalinear algo profundamente Santo: El mismo templo al que Cristo está destinado a regresar: "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual [templo] sois vosotros" (I Corintios 3:16-17).

Esta administración es de gran responsabilidad para todos nosotros dentro del ministerio. Nuestro juicio consistirá grandemente en cuan fielmente administramos esta responsabilidad. Deberíamos quedarnos sin ninguna duda en relación con esto, como Cristo - a través de Pablo - nos instruye: "Así pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel" (I Corintios 4:1-2). El conocimiento que Pablo dio a la Iglesia de Corinto no vino de su propia mente humana, porque él dice: "no sé nada por mí mismo…" [versión King James (KJV)] (I Corintios 4:4), sino que aquellos en Corinto aprendieron lo que Dios requería que ellos aprendieran - a través de Pablo - no de sus propias mentes humanas. A pesar de todo, fue una falta de continuar en Esta Manera [o Camino] lo que ocasionó el problema: "porque ¿quién te distingue [de otro]? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?" (I Corintios 4:7).

El corazón y centro del problema Corintiano - la razón por la que ellos tuvieron facciones y argumentos acerca de este ministro, o de ese anciano - fue que elevaron su propia razón humana por encima de la revelación de Dios. Ellos rehusaron recibir la Verdad en La Forma que Dios decretó - y fallaron en reconocer el verdadero papel del apóstol Pablo. Pablo fue su apóstol originalmente enviado a ellos por Dios Mismo. Esta es la razón por la que Pablo usa sarcasmo al decirles: "Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros", como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. "Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados" (I Corintios 4:9-10).

Soluciones en Corinto

Pablo dispone entonces la solución más clara, cuando dice: "No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. Por tanto, os ruego que me imitéis" (I Corintios 4:14-16). Si la Iglesia de Corinto iba a regresar a la sencilla senda que "lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" (Mateo 7:14), tenía que reconocer dónde esa sencilla y original senda estaba realmente para ella. - dónde se originó. Ésta no vino de Pablo; pero vino por vía de Pablo - de Cristo mismo.

Entonces, él, les dice cómo decidió asistirlos e introducirlos de regreso a la línea que Cristo requiere: "Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias" (I Corintios 4:17). Timoteo construyó fielmente, alineando claramente lo que él dijo, con el fundamento que Cristo había puesto previamente dentro de la Iglesia a través de Pablo. Esta es la razón por la cual Timoteo fue enviado a ellos. Apolos no había estado tampoco haciéndolo así, o había sido incapaz de prevenir el desarrollo de facciones, debido a su inexperiencia. Lo que fuere el problema con Apolos, el enviar a Timoteo - y su fiel alineamiento espiritual a los fundamentos, puestos por el enviado por Cristo como su apóstol - fue la solución al problema.

"Seguidme en Tanto que yo Siga a Cristo"?

Vemos en el capítulo 4 que Pablo instruyó claramente a la Iglesia de Corinto a seguirlo a él, pues él fue su apóstol, enviado a ellos por Cristo. No obstante, muchas personas intentan usar otro pasaje, que también se encuentra dentro de Primera de Corintios, para justificar una posición de no seguir al apóstol enviado a ellos, y por quien ellos fueron iluminados. El pasaje es: "Sed seguidores de mí, así como yo también lo sea de Cristo" (I Corintios 11:1) [Versión Biblia KJV]. Tales personas declaran que este versículo implica solamente seguir a alguien en tanto que [ese alguien] siga a Cristo; y rechazan cualquier aspecto o enseñanza que no esté acorde con esto.

En la superficie esto suena recomendable; de hecho, escrituras tales como: "Examinadlo todo; retened lo bueno" (I Tesalonicenses 5:21) en efecto, indican comparaciones cuidadosas de todas las enseñanzas con la Palabra de Dios - para que así pudiéramos aferrarnos firmes a lo bueno. Sin embargo, hacer que este pasaje en Corintios implique que aceptamos solamente lo que se nos ocurre que está conforme con lo escritural, es un torcer erróneo de las escrituras, por una simple razón: La gente en Corinto sabía de Cristo, únicamente a través del apóstol Pablo, quien Cristo había enviado a ellos. No había Nuevo Testamento u otro documento disponible a ellos, que pudieran usar para "compararlo con lo que Pablo enseñaba". Por eso, esta interpretación no puede ser correcta.

El pasaje significa, "sed seguidores de mí - porque yo estoy siguiendo a Cristo." Esto es adicionalmente reforzado cuando usted lee, justo, el versículo siguiente: "Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué" (I Corintios 11:2). El pasaje no ofrece algún tipo de justificación para rechazar la guía y dirección de un apóstol; - de hecho, es bastante lo opuesto.

En Resumen

La Iglesia en Corinto era una facciosa Iglesia dividida, por causa de un problema central: La gente en la Iglesia elevó la razón humana por encima de la revelación de Dios. Ellos fallaron en reconocer que las cosas espirituales sólo pueden ser las inspiradas por Dios, y no lo que se deduce usando el intelecto humano. Para continuar como pueblo de Dios, era esencial que los hermanos en Corinto siguieran fielmente su revelación inicial - mirando al pasado individuo que Cristo envió como su apóstol, a la Verdadera Fuente Espiritual de esa revelación.

La solución, en el caso de la Iglesia de Corinto fue enviarles a Timoteo, puesto que él entendía este principio. Pablo sabía que Timoteo se comportaría como un fiel administrador, y alinearía sus enseñanzas con la herencia espiritual originalmente dada, por vía del apóstol Pablo, quien era su apóstol - enviado a Corinto. De esta manera, el Templo, a lo que la gente estaba destinada a convertirse, podría, una vez más, ser regresado a la Senda, en la unidad que pretendió Cristo. Estas palabras, dentro de Primera de Corintios, han sido preservadas para que nosotros, en el tiempo del fin, podamos también aprender. Nosotros también debemos mantenernos alerta acerca de si los administradores que trabajan entre nosotros hoy, son fieles como fue Timoteo.